En una demostración de coordinación policial y uso avanzado de tecnología de vigilancia, las autoridades de la Ciudad de México y el Estado de México anunciaron importantes avances en la investigación del ataque contra la activista y diputada local suplente, Diana Sánchez Barrios. La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ-CDMX) informaron que, tras un seguimiento meticuloso, lograron la captura de los principales sospechosos. Las detenciones son resultado de una investigación que ha involucrado inteligencia, tecnología de videovigilancia y trabajo de campo para detener a miembros del grupo delictivo La Unión, presuntos autores del ataque.
Las cámaras de videovigilancia del C5 permitieron reconstruir los movimientos de los agresores. Según el informe, el ataque fue perpetrado desde una motocicleta negra, en la que Iván Aldair "N" fue identificado como el tirador, mientras que Ángel Martínez fungía como el conductor. Ambos tomaron diversas medidas para intentar despistar a las autoridades tras el atentado, pero la tecnología y los esfuerzos de investigación minuciosa permitieron rastrear cada paso de su fuga.
La SSC recuperó las prendas y el vehículo abandonado, ambos asegurados como evidencia y puestos a disposición del Ministerio Público. Sin embargo, esto no fue suficiente para evitar que los sospechosos continuaran su huida. De acuerdo con la investigación, Martínez se desplazó luego en un servicio de transporte por aplicación, lo que lo llevó hasta Nezahualcóyotl y posteriormente a Ojo de Agua, en Tecámac, buscando refugio en esa zona del Estado de México. Finalmente, el 1 de noviembre, tras semanas de seguimiento y con la colaboración de la Fiscalía del Estado de México, se llevaron a cabo cateos en puntos estratégicos. Uno de estos fue el conjunto habitacional Real de Toscana, en Tecámac, donde agentes arrestaron a Gael Héctor “N”, alias “El Flaco”, e Iván Aldair “N”, señalados como los autores materiales del ataque. Durante el operativo, los agentes también encontraron drogas y otras pruebas relevantes para el caso.
Paralelamente, en otro punto de la Ciudad de México, fue detenida Shaneri “N” en Venustiano Carranza. Las investigaciones apuntan a que ella fue una pieza clave para que los agresores escaparan, ayudándolos a cambiar de locación en su intento de eludir a las autoridades. En el reporte de la SSC y la FGJ, se destacó la importancia de los testimonios obtenidos, junto con los informes policiales y dictámenes periciales, en los cuales se sustentó la operación que terminó con las detenciones. Uno de los aspectos más destacados de este caso ha sido el papel de la tecnología de videovigilancia, en especial el uso de cámaras del C5. Esta herramienta permitió a las autoridades dar seguimiento en tiempo real a los movimientos de los responsables y crear un mapa preciso de su ruta tras el ataque. Las grabaciones fueron fundamentales para identificar cambios de vestimenta y patrones de desplazamiento, lo que facilitó anticipar sus próximos movimientos.
Además, la colaboración entre la SSC, la FGJ-CDMX y la Fiscalía del Estado de México resultó determinante en la coordinación de las labores de investigación y en la organización de los cateos en las zonas críticas. Estas instituciones trabajaron en equipo, compartiendo información clave y aprovechando los recursos de inteligencia y campo disponibles para llevar a cabo una captura eficiente.
Por su parte, la SSC y la FGJ-CDMX destacaron el esfuerzo coordinado y efectivo de sus elementos, así como la utilización de recursos tecnológicos para la investigación. El éxito de este caso representa un avance importante en la lucha contra los grupos delictivos en la capital y sus alrededores, y envía un mensaje claro sobre la capacidad de respuesta y acción de las autoridades en situaciones críticas.
El ataque en la colonia Centro: momento y detalles de la agresión
El 17 de octubre, a las 14:49 horas, una llamada de emergencia alertó sobre disparos en la colonia Centro, específicamente en la intersección de las calles Motolinia y 5 de Mayo, en la alcaldía Cuauhtémoc. La escena era caótica: tres personas habían sido alcanzadas por las balas, incluida Sánchez Barrios. Aunque las autoridades llegaron rápidamente y los heridos fueron trasladados a hospitales, uno de ellos no sobrevivió. Este trágico episodio, de acuerdo con las investigaciones, fue orquestado por personas vinculadas a La Unión.Las cámaras de videovigilancia del C5 permitieron reconstruir los movimientos de los agresores. Según el informe, el ataque fue perpetrado desde una motocicleta negra, en la que Iván Aldair "N" fue identificado como el tirador, mientras que Ángel Martínez fungía como el conductor. Ambos tomaron diversas medidas para intentar despistar a las autoridades tras el atentado, pero la tecnología y los esfuerzos de investigación minuciosa permitieron rastrear cada paso de su fuga.
Estrategias de los agresores para evadir la captura
El escape de los responsables del ataque fue estudiado en detalle gracias a las grabaciones del C5 y las labores de campo. Los agresores intentaron despistar a las autoridades con una serie de maniobras y cambios de vestimenta y transporte. Primero, tras huir del lugar del ataque en la motocicleta, se dirigieron a la calle Apartado, también en el Centro Histórico. En esa parada, Iván Aldair “N” cambió su sudadera por una prenda amarilla en un intento de pasar desapercibido. De ahí, su compañero Ángel Martínez continuó solo, desplazándose hasta la Unidad Habitacional Kennedy, en Venustiano Carranza, donde abandonó la moto y dejó más ropa.La SSC recuperó las prendas y el vehículo abandonado, ambos asegurados como evidencia y puestos a disposición del Ministerio Público. Sin embargo, esto no fue suficiente para evitar que los sospechosos continuaran su huida. De acuerdo con la investigación, Martínez se desplazó luego en un servicio de transporte por aplicación, lo que lo llevó hasta Nezahualcóyotl y posteriormente a Ojo de Agua, en Tecámac, buscando refugio en esa zona del Estado de México. Finalmente, el 1 de noviembre, tras semanas de seguimiento y con la colaboración de la Fiscalía del Estado de México, se llevaron a cabo cateos en puntos estratégicos. Uno de estos fue el conjunto habitacional Real de Toscana, en Tecámac, donde agentes arrestaron a Gael Héctor “N”, alias “El Flaco”, e Iván Aldair “N”, señalados como los autores materiales del ataque. Durante el operativo, los agentes también encontraron drogas y otras pruebas relevantes para el caso.
Paralelamente, en otro punto de la Ciudad de México, fue detenida Shaneri “N” en Venustiano Carranza. Las investigaciones apuntan a que ella fue una pieza clave para que los agresores escaparan, ayudándolos a cambiar de locación en su intento de eludir a las autoridades. En el reporte de la SSC y la FGJ, se destacó la importancia de los testimonios obtenidos, junto con los informes policiales y dictámenes periciales, en los cuales se sustentó la operación que terminó con las detenciones. Uno de los aspectos más destacados de este caso ha sido el papel de la tecnología de videovigilancia, en especial el uso de cámaras del C5. Esta herramienta permitió a las autoridades dar seguimiento en tiempo real a los movimientos de los responsables y crear un mapa preciso de su ruta tras el ataque. Las grabaciones fueron fundamentales para identificar cambios de vestimenta y patrones de desplazamiento, lo que facilitó anticipar sus próximos movimientos.
Además, la colaboración entre la SSC, la FGJ-CDMX y la Fiscalía del Estado de México resultó determinante en la coordinación de las labores de investigación y en la organización de los cateos en las zonas críticas. Estas instituciones trabajaron en equipo, compartiendo información clave y aprovechando los recursos de inteligencia y campo disponibles para llevar a cabo una captura eficiente.
Lo que sigue en el proceso judicial
Con los presuntos responsables detenidos, el proceso judicial tomará ahora su curso. Los implicados deberán enfrentar cargos que podrían abarcar desde homicidio hasta delincuencia organizada, dadas las circunstancias y pruebas recolectadas. La Fiscalía capitalina y la del Estado de México continuarán trabajando para reunir más evidencia y fortalecer el caso que se presentará ante el juzgado.Por su parte, la SSC y la FGJ-CDMX destacaron el esfuerzo coordinado y efectivo de sus elementos, así como la utilización de recursos tecnológicos para la investigación. El éxito de este caso representa un avance importante en la lucha contra los grupos delictivos en la capital y sus alrededores, y envía un mensaje claro sobre la capacidad de respuesta y acción de las autoridades en situaciones críticas.
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